El dios egipcio que presidía las ciencias exactas y cualquier tipo de realizaciones intelectuales y racionales de pensamiento era Dyehuthi, también llamado Tot (Thot, Toth o Thoth) por los griegos.
Tot es seguramente una de las divinidades más importantes del panteón egipcio, y no existía localidad en el país de los faraones que no conservara al menos un monumento con su imagen esculpida o pintada. Normalmente, se le representaba con cuerpo humano y cabeza de ibis o como un babuino. Su culto, pese a su difusión por todo el país, se concentró sobre todo en Jmunu, "la ciudad de los ocho", también conocida por el nombre griego de Hermópolis (puesto que se le identificó con Hermes).
El mito atribuye a esta divinidad la invención de los jeroglíficos y lo hace autor principal de textos sagrados y mágicos, siendo venerado por sus profundos conocimientos y sabiduría. Se le consideraba el patrón de los escribas, y él mismo era el escriba de los dioses y el encargado de verificar que el corazón del difunto se pesa de forma precisa en el Tribunal de los Muertos de Osiris.
En el plano religioso y astral, su asociación con la luna, uno de los primeros indicadores utilizados para medir el tiempo, ayuda a comprender por qué se le consideró el gran astrónomo, medidor del tiempo y señor del calendario.
Su superioridad intelectual, cultural y dialéctica, frente al resto de los dioses, lo convertía en árbitro pacificador aceptado durante las disputas de las divinidades.
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