Anque la pregunta tenía un poco de trampa, acertásteis si vuestra respuesta fue el hipopótamo. Más concretamente, ambas especies de la familia Hippopotamidae: el hipopótamo común (Hippopotamus amphibius) y el hipopótamo pigmeo (Choeropsis liberiensis).
Y tenía trampa porque estos animales no sudan sangre. En realidad, su piel secreta un eficaz antiséptico que, a la vez, es un protector solar.
Pese a que en el lomo pueden llegar a tener un grosor de 4 a 5 centímetros, su capa exterior es uniformemente delgada y muy delicada. Su carácter territorial y extremadamente violento (recordemos que es el
animal salvaje africano que más víctimas humanas se cobra) hace que
sufra múltiples heridas de los enormes incisivos de sus congéneres. Necesitan, por lo tanto, mantener desinfectada su piel.
Este líquido está compuesto por dos pigmentos: el ácido hiposudárico, de
color rojo; y el ácido norhiposudárico, de color anaranjado. Ambos son
dos potentes ácidos que no permiten la proliferación de bacterias sobre
la piel ni en sus heridas. Y aunque, en principio, es, incoloro, en seguida se oxida y adquiere un color rojizo primero y marrón después. Es precisamente esa coloración la que protege al hipopótamo del sol, al reflejar los infrarrojos, el líquido absorbe el rango de los rayos ultravioleta evitando que tengan contacto con la piel y la quemen.
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