Los botijos son unos recipientes de barro cocido poroso, con forma de vasija rematada en esfera, que presenta un asa en la parte superior y dos aberturas: la boca, orificio ancho para recargarlo, y el pitorro, apuntado y estrecho, para evitar el desperdicio de agua y favorecer el trago.
Pero la característica principal de los botijos es su diseño revolucionario, pese a ser una pieza cerámica tradicional: permite enfriar el agua que contiene. El material poroso del que está hecho, permite que el agua que lleva dentro pueda filtrarse por sus paredes y convertirse en vapor de agua al contacto con el aire exterior, que está más caliente. El vapor de agua, es decir, agua que se evapora al calentarse, se lleva parte del calor del agua depositada, enfriando lo que queda dentro a un ritmo de 2,219 kilojulios por gramo de agua evaporada.
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