Las agallas de los árboles son crecimientos anómalos de los tejidos de la corteza o de las hojas en respuesta a un ataque de un parásito. Estos parásitos pueden ser de muchos tipos: virus, bacterias, hongos y, sobre todo, insectos.
Dependiendo del atacante y de la especie invadida, las formas de estas agallas son muy diferenciadas. Generalmente, la imagen más reconocida es la esfera de los robles, inducida por larvas de moscas u hongos, en los brotes tiernos de las ramas. Esta redondez, sumada al hecho de que suelen generarse a pares, por su similitud a los atributos masculinos, tan citados en el refranero español, ha producido el dicho "tener agallas" como símbolo de valentía.
Dependiendo del atacante y de la especie invadida, las formas de estas agallas son muy diferenciadas. Generalmente, la imagen más reconocida es la esfera de los robles, inducida por larvas de moscas u hongos, en los brotes tiernos de las ramas. Esta redondez, sumada al hecho de que suelen generarse a pares, por su similitud a los atributos masculinos, tan citados en el refranero español, ha producido el dicho "tener agallas" como símbolo de valentía.
Agallas del roble, una con salida de mosca parásita y otra con infección del hongo Phoma gallorum. |
Las agallas tienen múltiples usos, en especial las de los robles, en industria farmacológica, puesto que contienen ácido gálico, ácido tánico y ácido elágico, utilizados como astringentes y hemostáticos. El ácido gálico (que se obtiene de la hidrólisis del tánico) también es utilizado para la fabricación de tinta negra y azul. Pero el más tradicional de sus usos, quizá, sea el de canica.
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