Por su composición principalmente de níquel (Ni) y hierro (Fe), el núcleo de La Tierra suele denominarse también Nife o NiFe.
El núcleo terrestre tiene un radio de 3.500 km, una presión que es millones de veces la de la corteza terrestre y una temperatura que puede superar los 6.700ºC. Se encuentra dividido en dos regiones: una exterior, líquida, que es el causante del campo magnético terrestre al interactuar con el movimiento de rotación del planeta (efecto Coriolis); y otra interior, sólida, que podría actuar como estabilizador del movimiento del Núcleo exterior.
El hierro y el níquel son los metales más abundantes en los meteoritos metálicos y en los núcleos densos de metal de los planetas, puesto que son elementos finales producidos en la nucleosíntesis estelar, es decir, que no requieren de una supernova para su formación. El Sistema Solar surge de la explosión de un sistema estelar binario y los metales más pesados comienzan a captar los restos de ese cataclismo. En el caso de La Tierra, el hierro, junto a otros materiales radiactivos, generan una fisión nuclear que producirá un calor que aglutinará otros elementos a su alrededor.
El hierro y el níquel son los metales más abundantes en los meteoritos metálicos y en los núcleos densos de metal de los planetas, puesto que son elementos finales producidos en la nucleosíntesis estelar, es decir, que no requieren de una supernova para su formación. El Sistema Solar surge de la explosión de un sistema estelar binario y los metales más pesados comienzan a captar los restos de ese cataclismo. En el caso de La Tierra, el hierro, junto a otros materiales radiactivos, generan una fisión nuclear que producirá un calor que aglutinará otros elementos a su alrededor.
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