Los tics son movimientos involuntarios y convulsivos de determinados grupos musculares, que se repiten en exceso y de forma arítmica. Pueden ser motores y de vocalización.
Los tics no tienen un motivo aparente y hay que diferenciarlos de los espasmos producidos por transtornos del movimiento, como la corea, el mioclono o la distonía, de los movimientos que sufren personas con autismo o que sufren el transtorno de movimientos estereotípicos y de las compulsiones sintomáticas del transtorno obsesivo-compulsivo.
Los tics se dan generalmente en niños de 8 a 12 años, son muy raros en niños menores de 6 años y suelen desaparecer en la mayoría de los casos durante la adolescencia.
Guiñitos, el pez-mutante de los Simpsons, que sufre tics oculares. |
Aunque se producen en exceso, los tics pueden llegar a controlarse, bien esforzándose voluntariamente para alcanzar tal objetivo, bien mediante la distracción. Por otra parte, no siempre son perceptibles por segundas personas: es el caso del crujido del dedo del pie o de la tensión abdominal. Sin embargo, los más comunes, también son los más perceptibles: el carraspeo de garganta y, sobre todo, los guiños desproporcionados.
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